martes, 1 de mayo de 2012

Escriturarte


El proceso de la escritura, como todos los creativos, ha sido analizado hasta la saciedad para intentar acertar con sus claves. Pero no las hay. La creación es un flujo continuo, inestable, peligroso, al que resulta imposible embutir en unas leyes racionales. No puede haber racionalidad en las calderas profundas de nuestro intelecto, donde se cuecen las ideas, las sensaciones, los impulsos, el excipiente en pleno hervor de nuestros deseos y nuestros miedos.

Sin embargo, los humanos perseveramos en el intento. Queremos encontrar la fórmula magistral que nos permita fabricar arte, sea en la modalidad que sea, escultura, pintura o literatura. Como no cejaremos jamás en el empeño, es un absurdo pretender escribir y no confesar alguna veleidad teórica al respecto. Aunque no haya fórmulas magistrales, sí tenemos pequeñas recetas de la abuela que transmitir a los que también aflige el deseo de crear.

Por eso, escrituremosnos con el material que tengamos a mano, pese a estar tejido con la evanescente materia de los sueños.


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